OPINIÓN
El pasado fin de semana, leí las declaraciones del presidente de SEA-Empresas Alavesas, Pascal Gómez, quien vinculó la crisis de absentismo que enfrentan las empresas de nuestra provincia con la falta de valores de los trabajadores, y llamó a todos a resolver este problema profundo. Él, que en otras circunstancias seguramente es muy amigo de darse golpes en el pecho, en este caso no ha dicho «por mi culpa, por mi gran culpa».
En primer lugar, la baja no la pide el trabajador, sino que la da un médico, aunque a veces parece que reciben algunas directrices para que no lo hagan. Se da el caso de una persona a la que una doctora de atención primaria se ha negado a darle la baja, a pesar de que no se encuentra en condiciones de realizar su trabajo al 100%, ya que muchas veces requiere realizar trabajo físico. ¿Por qué no se interesan por el trabajo que realiza? Pero tiene solución: si su dolencia empeora, será cuestión de denunciar a dicha facultativa en el juzgado. No os cortéis un pelo si tenéis razón.
En el mismo acto, intervino el lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, quien lamentó que Euskadi lidere las tasas de absentismo en todo el Estado, otro que no reconoce las culpas que su gobierno tiene en este asunto.
No puede ser que una persona con una patología musculoesquelética, a quien el médico de atención primaria le ha dado la baja y derivado al traumatólogo, tenga que esperar 5 o 6 meses para una consulta. Más aún, cuando acude a la consulta de ese especialista, este le solicita una resonancia magnética para realizar un diagnóstico adecuado, y esta prueba tarda otros tantos meses. Luego, otra vez a consulta y mientras, ¿qué se puede hacer con ese trabajador? Si el dolor persiste y se está paliando a base de antiinflamatorios, infiltraciones o analgésicos, no queda otra que mantener esa baja y rezar para que la lesión no empeore.
En mi caso, todo empezó por una lesión en el hombro, que después de dos años de baja ha derivado en una incapacidad permanente total.
El presidente de SEA también ha llamado a instituciones, sindicatos, Osakidetza, mutuas y, en definitiva, a toda la sociedad a trabajar codo con codo para afrontar esta lacra, que tiene un «impacto económico y social determinante». Está bien, pero ha omitido (intencionadamente) algo muy importante: la mejora por parte de las empresas para evitar muchas enfermedades o accidentes.
Ahora que ha habido relevo en SEA, parece que el nuevo presidente indica que falta talento, lo que dificulta el relevo de los profesionales y la ampliación de las plantillas en las empresas alavesas. Yo propongo que haga un «got talent» para buscar trabajadores y trabajadoras que tengan ese talento, naturalmente ofreciéndoles buenas condiciones laborales, no mediocres o malas.
Como ejemplo, algo que conozco muy bien es el caso del absentismo en Tuvisa, donde en los últimos años no solo ha aumentado el número de trabajadores y trabajadoras de baja, sino que también ha habido más de 40 incapacidades permanentes totales. En el primer cuatrimestre de 2024, el INSS ya ha concedido 4 incapacidades. ¿Qué medidas ha tomado la empresa? Ninguna.
La razón de esta situación es variada: vehículos en mal estado, asientos a los que les falta la espuma, tiempos muy justos, y más cuando muchas calles las han puesto a 30 km/h mientras que los horarios se mantienen igual. Otra causa son los numerosos badenes y el defectuoso estado de la calzada. Todos estos elementos provocan muchos daños.
Si hablamos de las mutuas, eso es para «echarlas de comer aparte». Parece que solo están para fastidiar a los trabajadores. Si saben que Osakidetza tiene tanta demora para realizar las pruebas, que las hagan y las paguen ellas. Conozco el caso de una persona que trabaja de cara al público y con uniforme, que se tropezó y se rompió un dedo del pie. Acudió a la mutua, que confirmó la fractura, pero le indicó que no necesitaba baja y que podía ir a trabajar. Allá esa persona, pero si la lesión empeora, luego nadie se responsabiliza de ello. Día a día demuestran que la salud del trabajador les importa un «bledo»; solo miran cómo tocar las narices y cómo sacar rentabilidad económica.
La razón de lo que ocurre en Euskadi se debe al mayor peso que tiene la industria, la alta siniestralidad laboral y, sobre todo, la elevada edad media de los trabajadores vascos. Estos son factores que influyen en las altas tasas de absentismo. La industria y la construcción, dos sectores muy importantes en la economía vasca, son los que tienen los índices más altos. Esto es normal debido al esfuerzo físico que deben realizar.
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INFORMACIÓN DEL AUTORANDRÉS MAYO
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