Hasta el próximo 6 de enero, el espacio de exposiciones del Centro Cívico Zabalgana en Vitoria-Gasteiz ofrece una muestra única: los dibujos de Marisol Sagastizabal, trabajadora del equipo de limpieza del centro y artista autodidacta. Es su primera exposición, un logro que mezcla humildad, creatividad y el apoyo de su entorno.
Los dibujos de Marisol, acompañados de textos de la escritora Susana «Torbellino» Teruelo, abren una ventana a un universo íntimo y lleno de emociones. Cada obra refleja un momento único, un estado mental o una conexión que la artista ha transformado en trazos abstractos sobre pequeñas cartulinas.
De lo cotidiano al arte: cómo comenzó todo
Marisol lleva trabajando casi cinco años en el Centro Cívico Zabalgana. En su día a día, recorriendo los despachos y espacios comunes, entabló una relación cercana con los responsables del área cultural. Fue precisamente Idoia, encargada de la programación cultural del centro, quien se cruzó un día con Marisol en una librería y descubrió su talento.
«Yo estaba comprando lápices para dibujar, y nos pusimos a hablar. Le enseñé algunos dibujos que tenía en el móvil y me dijo: ‘Esto tienes que exponerlo’. Yo al principio no lo creí posible, pero ella insistió mucho. Quedamos para tomar un café y ver mis trabajos. Fue entonces cuando me planteó exponerlos en el centro», cuenta la artista.
Aunque en un principio la idea le pareció lejana e incluso intimidante, Sagastizabal decidió aceptar el reto. «Me daba vértigo, porque soy una persona a la que le gusta pasar desapercibida. Pero poco a poco, con su apoyo y el de Garbiñe, la directora del centro, y de mi familia, fui creyendo en la idea».
Un estilo único: creatividad nacida de la soledad elegida
Los dibujos de Marisol, realizados sobre cartulinas pequeñas, destacan por su estilo abstracto y minimalista. En blanco y negro, con ocasionales toques de color, cada trazo refleja estados de ánimo, recuerdos o impulsos creativos que nacen mientras escucha música.
«A veces dibujo desde la emoción, otras veces desde pensamientos o incluso en momentos de meditación. La música siempre me acompaña, y muchas de las frases que incluyo en mis dibujos están inspiradas en canciones que me emocionan. Me siento, escucho y dejo que todo fluya», explica.
El proceso creativo de Marisol no busca representar algo concreto. «Hay quien ve flores, pelo, incluso paisajes en mis dibujos. Yo veo cosas distintas cada vez. Por ejemplo, el dibujo que está en el cartel de la exposición me recuerda a la osteoporosis de un hueso. Lo bonito es que cada persona lo interpreta a su manera».

Un proyecto compartido: la colaboración con Susana Teruelo
Para enriquecer la exposición, Idoia presentó a Marisol a Susana «Torbellino» Teruelo, una escritora que aceptó crear textos basados en las obras. «Yo le decía a Susana: ‘¿Cómo vas a escribir algo de un dibujo que son círculos, líneas y rayas?’. Pero ella encontró el modo, a través de nuestras charlas, de reflejar lo que yo siento y pienso».
Susana elaboró textos que complementan cada obra, añadiendo una dimensión poética y emocional a la exposición. «Me siento muy reflejada en lo que escribe. Hemos conectado mucho, y creo que su trabajo da un toque especial a los dibujos. No se trata de explicar las obras, sino de acompañarlas», señala la pintora.
Un paso más allá: la exposición como regalo personal
El estreno de la exposición coincide con el cumpleaños de Marisol, quien hoy cumple 61 años. «Es como un regalo de cumpleaños», dice con una sonrisa. «Idoia y Garbiñe hicieron que la inauguración coincidiera con esta fecha. Estoy muy agradecida por el cariño y el apoyo que he recibido de ellas y de mi familia».
La exposición incluye más de 30 obras, organizadas en pequeños marcos, que combinan los dibujos de Marisol con los textos de Susana. Algunos marcos contienen varias piezas para aprovechar el espacio, y en otros se presentan dibujos individuales junto a textos reflexivos.
«Lo especial de mis dibujos es que casi todos pueden colgarse en cualquier posición. No tienen un ‘arriba’ ni un ‘abajo’. Eso hace que el montaje haya sido divertido, aunque un poco caótico a veces», comenta entre risas.
Reacciones y proyección futura
Aunque la gasteiztarra admite que exponer su obra le genera cierta vergüenza, se siente feliz con la reacción del público. «La gente está disfrutando. Algunos me dicen que mis dibujos les transmiten calma o inspiración. Para mí, eso es un regalo. De tenerlos guardados en un cajón a que alguien los vea y los valore, hay un gran paso», afirma.
En cuanto a planes futuros, Marisol no descarta seguir dibujando y, quizá, volver a exponer. «No lo hago con ningún objetivo concreto, pero si surge la oportunidad, ¿por qué no? Dibujar para mí es un placer, y si eso también le gusta a alguien más, es estupendo».
La muestra estará abierta al público en el Centro Cívico Zabalgana hasta el 6 de enero de 2025.