
Guardian Glass comienza este miércoles el apagado del horno en su fábrica de Llodio, un paso más en su decisión de cerrar la planta y despedir a 171 trabajadores. La plantilla, indignada por la falta de información y la presencia de personal externo en la fábrica, ha salido a protestar desde primera hora de la mañana.
Trabajadores en pie de lucha
Desde las 06:00 horas, alrededor de 200 personas —trabajadores, vecinos y sindicalistas— han bloqueado los accesos a la fábrica con una pancarta que dice «Guardian ez itxi» (Guardian no se cierra). Maddalen Muguruza, del sindicato LAB, ha denunciado la falta de transparencia: «Desde las 04:00 horas sabemos que hay personal externo dentro, pero no sabemos qué están haciendo ni por qué».
La protesta, que iba a empezar a las 07:00 horas, se ha adelantado al descubrir que desconocidos habían entrado en la fábrica antes del amanecer. La Ertzaintza ha desplegado un fuerte operativo policial en la zona.
Un apagado que huele a cierre definitivo
Guardian Glass y el Gobierno Vasco, representado por el consejero de Industria Mikel Jauregi, se reunieron el martes para hablar del apagado. La empresa ha prometido que será «controlado» para no dañar el horno, asegurando que así podría ser reutilizado por otro inversor. Pero la plantilla no se fía: «Dicen que es controlado, pero sabemos que están echando el cierre definitivo», advierten desde el comité de empresa.
La multinacional insiste en que el cierre es irreversible. Alega que el horno tiene «una avería grave» y que no hay un plan viable para mantener la actividad. Pero los trabajadores ven otra realidad: «Esto es desmantelamiento encubierto. Nos están dejando en la calle sin buscar ninguna alternativa», denuncian.
Para intentar frenar el apagado, los trabajadores han llamado a la movilización y han convocado una huelga indefinida a partir del jueves.
Lucha en los tribunales y presión política
Mientras tanto, el sindicato LAB ha presentado una denuncia ante Inspección de Trabajo y ha pedido la intervención de Osalan y la Delegación de Trabajo. Esto ocurre después de que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco rechazara una solicitud de ELA para suspender el apagado.
El Gobierno Vasco ha dicho que enviará técnicos para supervisar el proceso y asegurarse de que el horno no queda inservible. «Vamos a verificar el estado real del horno y vigilar el apagado», ha afirmado Jauregi. Pero los trabajadores siguen sin confiar en las instituciones: «Nos sentimos abandonados. Si de verdad quisieran salvar la fábrica, harían mucho más».