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    Lo que el Campeonato Mundial de adiestramiento canino puede enseñarte sobre tu perro

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    146 binomios de 35 países demuestran en Gamarra que la conexión entre humano y perro va mucho más allá de «sienta» y «dame la pata». Las lecciones que ofrecen estos días valen para cualquier dueño

    El termómetro marca 32 grados en el Parque Municipal de Gamarra, pero ni el calor sofocante detiene a los 146 equipos que compiten en el Campeonato Mundial FCI-IGP de adiestramiento canino, una exigente disciplina deportiva que evalúa tres áreas fundamentales: rastreo, obediencia y protección.

    Entre el público, Yurena observa boquiabierta cómo un pastor belga malinois, sin correa y solo guiado por la voz de su dueño, camina pegado a su pierna, se sienta, se tumba y se pone de pie en una fracción de segundo. Luego, a una señal casi imperceptible, sale disparado, vuela sobre un obstáculo de un metro y regresa para sentarse frente a él, mirándole con una concentración absoluta. «Yo me vuelvo loca con los míos», confiesa esta bilbaína, «y aquí, con un solo gesto, el perro entiende todo».

    Su asombro es el de muchos dueños que descubren estos días una verdad reveladora: esa conexión aparentemente mágica no es exclusiva de los campeones. Está al alcance de cualquiera dispuesto a entender qué falla realmente cuando un perro «no obedece».

    La incómoda verdad sobre tu perro problemático

    Fernando, educador canino de Bilbao, observa a un competidor húngaro mientras prepara su diagnóstico demoledor: «Todas las problemáticas de los perros son problemáticas sociales humanas. No son problemáticas de perros».

    La prueba está en cualquier lugar del mundo con perros callejeros: «No se pelean entre ellos, respetan sus espacios, no muerden a la gente. Ellos saben convivir. Somos nosotros quienes creamos los problemas».

    Su experiencia trabajando con decenas de familias le ha enseñado algo fundamental: «Pretendemos que nuestro perro sea el de película o el de la foto de Instagram. Damos por sentado que debe comportarse de cierta manera, pero nunca le enseñamos cómo. Y luego nos frustramos».

    El manual que nadie te dio: errores universales

    ERROR 1: Creer que «socializar» es soltar al perro en el parque

    LA REALIDAD: «La gente cree que socializar es ir al parque y soltar al perro para que haga lo que quiera», explica Fernando. «Error. Socializar es gestión desde cachorro, día a día. Es saber en qué situaciones poner a tu perro y cuáles evitar. Es trabajo constante, no un free-for-all en el parque».

    ERROR 2: Minimizar la agresividad en perros pequeños

    LA REALIDAD: «Que un chihuahua muerda y parezca gracioso es un problema tan grave como si lo hiciera un pastor alemán», advierte. «El perro no está bien. Está estresado, inseguro, mal educado. Y el día que le muerda a un niño, dejará de parecer gracioso muy rápido».

    ERROR 3: Ser inconsistente con las normas

    LA REALIDAD: Ricardo Capucho, competidor portugués con su malinois «Baxx Júnior», lo ilustra mientras su perro espera bajo el sol abrasador: «Si hoy dejas al perro subir al sofá porque estás de buen humor, y mañana lo castigas por lo mismo porque vienes cansado del trabajo, el perro no entiende nada. Los perros necesitan blanco y negro, no funcionan con grises».

    Esta inconsistencia, explica, destruye la confianza: «El perro necesita saber que tus decisiones son predecibles y justas. Si no, vive en constante ansiedad».

    Escuchar con los ojos: las señales que ignoras cada día

    Entre prueba y prueba, los perros en la zona de descanso ofrecen una clase magistral de comunicación canina. Algunos jadean por el calor, pero otros muestran algo diferente: bostezos cuando no hay sueño, lamidos rápidos del hocico, miradas que se desvían.

    «La comunicación tiene que ser de dos vías», insiste Capucho. Y Fernando, que trabaja en la rama cognitivo-emocional, lo confirma: «Una problemática puede venir desde un dolor específico del perro. El perro descansa mal en casa porque duerme en un lugar donde no le hace bien, o la alimentación no es buena. Hay muchos factores».

    Los expertos llaman a estos gestos «señales de calma»: la forma que tiene un perro de decir «esta situación me incomoda» antes de tener que recurrir a un gruñido. Aprenderlas puede ser la diferencia entre un perro equilibrado y uno problemático.

    Los profesionales que arriesgan el pellejo

    Para entender realmente el control canino, hay que hablar con Abel, uno de los figurantes del campeonato. Mientras se ajusta el pesado traje protector bajo el sol —20 kilos de equipamiento que le harán sudar durante horas—, explica su trabajo con calma profesional.

    «Nosotros somos ‘los malos'», dice con una sonrisa mientras se asegura las protecciones del brazo. «Hacemos dos tipos de figurancia: de competición, que es esta, y de campo, donde formamos a los perros para que luego puedan venir aquí».

    Lo fascinante viene después: «Entrenamos a los perros para que sepan exactamente cuándo hay una amenaza real y cuándo no. Un perro bien educado debe poder defenderte con toda su fuerza, pero también —y esto es crucial— parar instantáneamente cuando se lo ordenas».

    Durante nuestra conversación, presenciamos el momento exacto que ilustra el problema: un pastor alemán no suelta el brazo protegido cuando su guía lo ordena. «Eso es falta de control», señala Abel. «Ese perro no está equilibrado. En la vida real, eso puede ser peligroso para todos».

    ¿Demasiado viejo para aprender? La esperanza existe

    «Puedes entrenar a un perro adulto», asegura Capucho, quien lleva más de un año trabajando con su perro actual que recibió cuando tenía casi 4 años. «Pero seamos honestos: es más difícil. Si el perro creció como un perro salvaje, tiene su forma de hacer las cosas. Cambiar eso requiere más experiencia».

    Fernando es aún más optimista: «He rechazado casos no por el perro, sino por la falta de implicación de los dueños. Con un dueño comprometido, todo se puede corregir».

    El mundo converge en Gamarra

    Mientras los españoles luchan por mantener su posición en el top 5 —Antonio Alonso Hernández defiende el honor nacional en quinta posición—, el campeonato es un mosaico de culturas unidas por los perros.

    Vera y Ronald han volado desde Londres para apoyar a su hija que compite con un pastor australiano. «Es maravilloso», dice Vera emocionada mientras aplaude, aunque admite entre risas que la comida española les resulta complicada: «Solo huevos españoles y patatas, somos vegetarianos».

    Desde Japón, los acompañantes de un competidor que permanecerán en Europa hasta el 24 de septiembre resumen su experiencia con un inglés básico pero expresivo: «Very nice people, very hot!».

    Rubén, que ha conducido desde Zaragoza con toda su familia, representa otra perspectiva. Tras 20 años en concursos de belleza canina, cambió de rumbo: «En la belleza buscamos un jarrón. Aquí buscamos salud mental, estabilidad funcional y social. Los perros tienen que ser sociables».

    El factor económico: soluciones reales para bolsillos reales

    La conversación sobre el dinero es inevitable, y Fernando la aborda sin rodeos: «Soy autónomo y tengo mis gastos, pero adapto mis tarifas. No puedes cobrarle una fortuna a alguien cuyo perro necesita mucho trabajo. Mi trabajo es particular, no tengo un centro, y gestiono mis tarifas dependiendo de la gente que me llame».

    La clave, insiste, es no esperar: «Hay muchas alternativas, depende del bolsillo y la necesidad de cada uno. Hay gente que quiere pulir muy pocas cosas, que no le molesten. Otros quieren más. Pero todo se puede corregir con la ayuda adecuada».

    Guía de supervivencia para este fin de semana

    Sábado 20 de septiembre:

    • 8:00 – 20:00: Competición continua
    • 20:30: Cena de gala (participantes)

    Domingo 21 de septiembre:

    • 8:00 – 14:30: Fases finales
    • 16:00: Ceremonia de clausura

    La lección definitiva

    Mientras Estados Unidos lidera la clasificación y el calor castiga por igual a nórdicos y mediterráneos, lo importante trasciende las medallas.

    Fernando lo resume desde sus años de experiencia: «Los perros tienen más dificultades para adaptarse a nuestro mundo que nosotros al suyo. Viven en un entorno humano, con reglas humanas que nadie les explica claramente. Por eso necesitan nuestra ayuda».

    Ricardo Capucho, mientras prepara a su perro para la siguiente prueba bajo el sol implacable, añade la perspectiva del competidor: «No es magia. Es comunicación clara, consistente y bidireccional. Cualquier perro puede aprenderlo. La pregunta es: ¿está su dueño dispuesto a enseñarlo?».

    Un espectador veterano, observando la perfecta sincronía entre un guía y su malinois, lo resume de otra manera: «Mira, esto no es obediencia. Es complicidad total».

    Y esa complicidad, como demuestran estos 146 equipos venidos de todo el mundo, comienza cuando aceptas que el primer alumno eres tú.


    ¿Buscas ayuda profesional? Fernando trabaja como educador canino en Bilbao (@kanaiescuelacanina2024 en Instagram) y colabora con el centro La Llamada de Buck en Ontón, Cantabria.

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