
Las obras del parque de Judimendi han sacado a la luz una parte olvidada de la historia de Vitoria. Mientras se colocaban nuevos juegos infantiles, los trabajadores han encontrado restos óseos y el Ayuntamiento ha tenido que parar parte de los trabajos para que la Diputación investigue su origen.
Este hallazgo ha hecho que muchas personas recuerden que el parque de Judimendi fue, hace muchos siglos, el cementerio judío de la ciudad.
El “monte de los judíos”
El nombre de Judimendi no es casual. En euskera significa “monte de los judíos” y hace referencia al antiguo cementerio donde la comunidad judía de Vitoria enterraba a sus difuntos en la Edad Media.
Antes de ser expulsados en 1492, los judíos eran una parte importante de la población vitoriana. Vivían en la zona del casco viejo y tenían su propio cementerio en una colina cercana, donde hoy se encuentra el parque.
Aquel mismo año, el Ayuntamiento firmó un acuerdo con la comunidad judía para que el terreno siguiera siendo respetado como cementerio, incluso después de su marcha. Ese pacto se cumplió durante siglos, algo poco común en la historia de España.

De cementerio a parque
Con el paso de los años, el cementerio dejó de usarse y la ciudad fue creciendo a su alrededor. En 1952, el Ayuntamiento decidió convertir el terreno en un parque, pero antes pidió permiso a los descendientes de las familias judías que vivían en Bayona, Francia.
Para recordar su pasado, en 2004 se colocó una escultura del artista israelí Yaël Artsi llamada Convivencia, hecha con piedra de Jerusalén. En ella se puede leer una frase del profeta Isaías: “Y convertirán sus espadas en rejas de arado”, escrita en euskera, castellano y hebreo.
Aunque ya no quedan lápidas ni restos visibles, se sabe que bajo el parque todavía puede haber vestigios del antiguo cementerio. Por eso, cuando se hacen obras, los arqueólogos suelen vigilar la zona.
Los restos encontrados en el parque de Judimendi estos días podrían pertenecer a aquella época, aunque los técnicos de la Diputación aún tienen que confirmarlo.