Álava ha vivido este 28 de abril una jornada insólita, marcada por el mayor apagón eléctrico de las últimas décadas y por la celebración multitudinaria de San Prudencio. Sin embargo, el corte de suministro apenas ha tenido repercusión en Vitoria y el resto del territorio, gracias al carácter festivo del día y a un clima excepcionalmente soleado que ha llevado a miles de personas a disfrutar en la calle.
Una celebración masiva bajo el sol
Desde primeras horas de la mañana, las campas de Armentia han reunido a varios miles de personas, que han celebrado la jornada festiva sin grandes contratiempos. El tradicional «Zortziko de San Prudencio», la procesión en torno a la Basílica, la misa y la exhibición de herri kirolak han transcurrido con normalidad.
Con cielos despejados y temperaturas que han alcanzado los 25 grados, el conocido «santo meón» ha desmentido su fama de traer lluvia, y la ciudadanía ha respondido volcándose en las calles, los parques y las terrazas.
Terrazas llenas y sonrisas en plena penumbra
En el centro de Vitoria, las terrazas de bares y cafeterías se han llenado de clientes a pesar de que en muchos establecimientos no había luz eléctrica. Las cajas registradoras modernas han quedado inutilizadas, pero los pagos en efectivo y el ambiente festivo han permitido que la actividad comercial no se detuviera.
La falta de electricidad no ha generado escenas de nerviosismo. La cara de las personas en la calle reflejaba tranquilidad, incluso mientras el apagón persistía. La ciudad ha vivido el corte de suministro como una incomodidad menor, absorbida por la alegría de una jornada de fiesta.
Impacto mínimo gracias al día festivo
El cierre de colegios, oficinas y empresas ha evitado que el apagón derivara en un colapso mayor. Aunque se han producido incidencias puntuales, como rescates de personas atrapadas en ascensores y problemas en algunos semáforos, los servicios de emergencia han respondido con eficacia y no se han registrado daños de consideración.
Los hospitales han continuado su actividad esencial gracias a generadores de emergencia, y la red de servicios sociales ha podido mantener su funcionamiento habitual.
En barrios como el Casco Viejo, San Martín, Dato o Avenida Gasteiz, la falta de alumbrado público al caer la noche ha recordado que la normalidad aún no era completa, aunque en las viviendas el suministro eléctrico ya se había restablecido.
La coincidencia del apagón con un día festivo y soleado ha permitido que Álava haya sorteado una de las peores crisis eléctricas recientes casi sin alteraciones graves. Más allá de las calles a oscuras y de las limitaciones tecnológicas, la fiesta de San Prudencio ha brillado con luz propia, impulsada por la fuerza de una ciudadanía decidida a no dejarse vencer ni por la falta de electricidad.
