En un año tan convulso, sobre todo para los pequeños negocios, la joven vitoriana Adriana Fariñas ha decidido abrir su estudio fotográfico en la calle Cuadrilla de Zuia, nª 12.
La idea de crear un estudio comenzó cuando varios profesionales, como sus profesores del máster y algún colega de Vitoria, le expresaron que tenía talento. Según confiesa la propia Fariñas, «si no hubiese sido por esas personas, ahora no tendría el estudio. Hicieron que confiara en mí y que tirase hacia delante».
Acostumbrada a alquilar estudios fotográficos en Bilbao, se dio cuenta de que no tenía esa posibilidad en su ciudad natal y aunque su primera intención no era tener un local, sí que ha sido su sueño desde que tiene una cámara.
Comenzó ha realizar fotos en su “estudio” particular: su habitación y con una iluminación muy económica. Sin embargo, después de ganar y exponer en Gazte Klik Klak y Gazte Arte recibió mucha demanda de sesiones similares, se dio cuenta que no tenía donde poder hacerlas como debería.
Estudió magisterio con el minor de educación física. Desde siempre le gustaron lxs niñxs y ha tenido facilidad para comunicarse con ellxs. El problema fue que cuando empezó la carrera, algo que le desencantó, pues no se veía preparada para asumir la responsabilidad de ser tutora. Estuvo tentada de cambiarse a audiovisuales, pero al comentarlo con compañerxs que se encontraban estudiando ese grado, comprobó que la decepción era similar. En el último curso, encontró la posibilidad de juntar sus dos pasiones a través de su TFG: los niños y la fotografía mediante la enseñanza. El resultado fue un trabajo sobre cómo enseñar las emociones mediante la fotografía en educación primaria.
Una vez terminó la carrera, realizó un curso de modelaje para guiar a sus posibles modelos y aprender para sus autorretratos. También estudió interpretación para trabajar de las cámaras. No obstante, antes de todo esto ya había realizado talleres con diferentes fotógrafos de renombre a nivel estatal y un curso de fotografía técnica profesional en la Universidad San Jorge.
El año pasado buscó algún lugar para reforzar sus conocimientos de fotografía y se inscribió en la escuela CFC de Bilbao para realizar el máster de fotografía de moda y publicidad. A parte de aprender muchísimo con profesores de la talla de Ricky Davila, conoció a muchos fotógrafos que a día de hoy siguen siendo grandes colegas de profesión. Actualmente se encuentra realizando un máster online de postproducción digital de la escuela LABASAD de Barcelona.
La fotografía como terapia
Siempre le ha interesado todo lo referente a las emociones. Esto se debe a que durante los últimos años de carrera le diagnosticaron trastorno mixto de ansiedad y depresión. Debido a la enfermedad y a las prácticas que había realizado en varios colegios, fue consciente de que las emociones y el tema de nuestra salud mental es algo que no se nos educa en nuestros años de escuela.
La propia Fariñas confiesa que la fotografía le ha ayudado a sobrellevar, explicar y comprender mejor su interior y sus pensamientos, por lo que quiso introducirlo en la educación con su TFG de cierta manera. El resultado fue maravilloso y los niños se implicaron muchísimo. Comentando también el trabajo a psiquiatras y psicólogxs, le comentaron que era un trabajo muy interesante incluso para trabajar con personas con autismo.
Mirando hacia el futuro
Su propósito es dedicarse a la fotografía de fantasía pictórica (su preferida), aunque realiza todo tipo de sesiones: bodas, pre/post bodas, comuniones, eventos, producto, retoques, carnet, moda… Sin embargo, desea recibir más demanda de lo que ella ofrece, lo que la diferencia de lxs demás fotógrafxs de Vitoria. En un futuro, espera realizar talleres tanto de fotografía como de edición para todas las edades, ya que debido a la COVID-19, ha tenido que dejar de impartir clases de fotografía en centros escolares.
Mucha suerte en tus inicios Adriana, talento te sobra!!