La crisis en los Bomberos de Vitoria ha alcanzado un nuevo nivel de tensión tras la dimisión del jefe del servicio. Fuentes consultadas por esta redacción aseguran que la renuncia está relacionada con la falta de apoyo por parte de las instancias superiores. Por el momento sigue en su puesto pero en funciones.
«Desde arriba no le dejaban, no le permitían, no le daban recursos», señala una de las fuentes, quien además añade que «el servicio está completamente desorganizado» y que el jefe «no se veía capaz de reconducir la situación».
La asamblea de bomberos ha respondido endureciendo sus medidas de protesta, decidiendo no realizar refuerzos ni acudir a avisos que no sean considerados emergencias. Las reuniones mantenidas hoy entre los representantes sindicales y los concejales de Seguridad y de Hacienda y Función Pública no han arrojado ningún avance significativo. «Con la excusa del nuevo concejal, volvemos a hace un año y medio cuando empezó la legislatura. Lamentable», denuncian fuentes del colectivo, que anuncian que volverán a exponer su situación en el pleno municipal de mañana.
Mientras tanto, los bomberos han intensificado sus acciones de visibilización instalando una carpa informativa en la Plaza Nueva de Vitoria, donde han repartido chocolate y octavillas que recogen sus cuatro demandas principales: ampliación de la plantilla, implementación de un protocolo de prevención de riesgos laborales adecuado, actualización de la ley de bomberos que incluya valoraciones de puestos (peligrosidad, toxicidad, penosidad) y un plan de actualización y renovación del parque de bomberos.
Este nuevo episodio se suma a una serie de desencuentros históricos que se han agravado durante el mandato del equipo de gobierno de Maider Etxebarria, cuando el entonces concejal Gurtubai prometió mejoras que nunca llegaron a materializarse. El cuerpo de bomberos mantiene el encierro iniciado ayer en el parque de Aguirrelanda, que se prolongará hasta mañana viernes, y mantiene la convocatoria de cinco días de huelga para la próxima semana, en un conflicto que, lejos de encontrar vías de solución, parece agravarse con el paso de las horas.
