
El Gobierno Vasco, en colaboración con la Diputación Foral de Álava, ha remitido a la Sección de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico de la Ertzaintza la información relativa al hallazgo de dos nuevos grafitos sospechosos de manipulación. Las piezas, actualmente custodiadas en el Museo de Arqueología de Álava – BIBAT, fueron incautadas a la empresa Lurmen S.L. – vinculada al caso de falsificaciones en Iruña-Veleia -, cuyos responsables fueron condenados en 2020 por falsedad documental del patrimonio histórico-cultural.
Se trata de dos inscripciones con las palabras “NERON” y “CESAR” sobre sendas piezas cerámicas procedentes del yacimiento de Las Ermitas, ubicado en Espejo (Valdegobia). Este material se encontraba en el momento de su judicialización en las instalaciones de Iruña-Veleia, donde operaba el grupo de investigación de Lurmen, y desde entonces permanece archivado en el museo.
El hallazgo se produjo en el marco de una investigación impulsada por el Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco sobre “grafitos procedentes de contextos rurales y/o tardorromanos”, en colaboración con el Museo de Arqueología de Álava – BIBAT, dependiente de la Diputación Foral de Álava.
Los trabajos, correspondientes a la convocatoria de investigación aplicada 2024-2025 del Gobierno Vasco, están siendo desarrollados por los arqueólogos Javier Niso y Miguel Loza, de la empresa ITERBIDE SC. Su labor consiste en aglutinar la colección cerámica de cada yacimiento, revisar exhaustivamente cada caja, fotografiar y catalogar los grafitos, y volver a guardar el material.
El 19 de marzo, durante la revisión del conjunto cerámico del yacimiento de Las Ermitas, los arqueólogos localizaron dos grafitos. Según el equipo, “la grafía no parece antigua y alguna letra cortaba la tierra adherida con el paso del tiempo”. Además, en latín, los nombres deberían haberse escrito “NERO” y “CAESAR”.

El 24 de marzo, una vez recopilada la documentación necesaria, el Gobierno Vasco trasladó la información a la Ertzaintza.
Ambas instituciones aseguran haber actuado con “rigor, transparencia y celeridad” y destacan que, de confirmarse la falsificación, “se trataría de una mala noticia no tanto por el volumen del material falsificado sino por el daño reputacional al patrimonio arqueológico alavés”.
Añaden que se trata de un nuevo ejemplo de mala praxis y que, por ello, desean ponerlo en conocimiento de la ciudadanía para que “más allá de su recorrido judicial, sirva de pedagogía de la importancia del respeto arqueológico y patrimonial”.
Tanto el Gobierno Vasco como la Diputación Foral de Álava recuerdan que en el territorio existen más de 3.000 yacimientos arqueológicos de gran valor desde el punto de vista del patrimonio cultural y subrayan que “las falsificaciones, a día de hoy, suponen casos estadísticamente anecdóticos”.
También ponen en valor que la información haya podido recabarse “gracias a una investigación impulsada por las instituciones públicas”.
El yacimiento de Las Ermitas, donde se localizaron las piezas, es un enclave arqueológico tardorromano de notoria singularidad en el contexto de Álava.
Un objeto no es falso, ni presumible falso, porque «le parezca» a un investigador, sino porque se aporten datos objetivos significativos de una elaboración moderna. Estos son propios de un proceso de autentificación, cuya aplicación es incompatible con la celeridad de actuación de la Diputación de Álava y del Gobierno vasco (5 días). También se puede emplear el sentido común, que llevaría a partirse de risa por los dos supuestos argumentos, de caligrafía moderna y de que algún trazo corta a supuestas tierras (que no se ve en las fotos). La falta de rigor de esta supuesta investigación es manifiesta. Por ello, solo queda pedir la dimisión de todos los alentadores de esta nueva caza de brujas.