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    El Ministerio acepta limitar las plazas del centro de refugiados de Arana

    El centro de refugiados de Arana abrirá con un máximo de 200 plazas, uso vecinal de espacios comunes y coordinación entre instituciones, según ha confirmado la alcaldesa.

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    centro de refugiados de Arana
    Imagen de archivo | Exterior de la residencia Arana

    La alcaldesa de Vitoria-Gasteiz, Maider Etxebarria, ha anunciado que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha aceptado las propuestas planteadas para adaptar el futuro Centro de Protección Internacional de Arana, popularmente llamado como centro de refugiados de Arana, a «la realidad de la ciudad».

    El centro abrirá de manera progresiva y con un número máximo de 200 plazas, frente a las 300 inicialmente previstas. Según ha explicado, esto permitirá «ajustar mejor el centro a la capacidad de los servicios municipales y públicos, que sin duda deberán utilizar servicios sociales, servicios sanitarios, educativos, etc.»

    Además, se ha acordado que algunas instalaciones del centro puedan ser utilizadas también por los vecinos y vecinas del barrio. «No sólo las instalaciones deportivas que ya estaba previsto, sino también otros espacios donde compartirán actividades con las personas residentes», ha detallado, aunque ha matizado que «serán ellos quienes lo tengan que decir», en referencia al Ministerio.

    Coordinación institucional y atención a familias

    Otro de los compromisos alcanzados es la coordinación con las instituciones locales. «El Ministerio se ha comprometido a coordinar con las instituciones competentes, Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco, todas las cuestiones que afecten de una u otra manera al centro», ha informado la alcaldesa.

    También ha mencionado que se ha trasladado al Ministerio la petición de que «el centro reciba refugiados agrupados en torno a núcleos familiares, con especial atención a la infancia», y que se intentará tener en cuenta «en la medida de lo posible».

    Un centro para “personas que lo han perdido todo”

    Durante su intervención, ha recordado que el proyecto tiene como objetivo «ofrecer techo, atención, ayuda y dignidad a personas y familias solicitantes de asilo, refugiadas y, por tanto, personas vulnerables que necesitan reconstruir sus vidas». Y ha insistido: «No es un lugar de delincuencia, como quieren hacernos creer la ultraderecha y los partidos que han comprado su discurso, sino un recurso humanitario».

    En relación con las críticas de otras formaciones políticas, ha reivindicado que «ya sabéis y muchos de vosotros habéis estado conmigo en varias ruedas de prensa en la que yo me he visto sola, sola defendiendo el proyecto». Ha valorado que «algunas de las fuerzas políticas, hasta hace poco muy críticas con el proyecto, se hayan acercado al mismo apostando por un diálogo constructivo entre instituciones», como quedó reflejado, ha dicho, en una enmienda conjunta de «los grupos socialistas vascos y Sumar».

    Una apertura adaptada al contexto internacional

    Sobre el ritmo de entrada de personas refugiadas, ha subrayado que será gradual: «En principio ya sabéis que no van a ser 200 y pum. Se abre y están las 200 ocupadas». Y ha continuado: «Durante los primeros años sólo hay quince, treinta o setenta y cinco, dependiendo un poco de la coyuntura internacional». En sus palabras, «van a ser de una manera progresiva, teniendo en cuenta las circunstancias internacionales en ese momento, hasta un máximo de 200».

    También ha dejado claro que las obras siguen en marcha, pero ha recordado que son competencia del Ministerio: «El aspecto técnico de las obras yo sé que se están realizando, pero eso se tendrá que pronunciar el Ministerio porque yo no tengo consciente».

    Servicios sociales y recursos municipales

    Preguntada por si los servicios sociales podrán atender a las personas refugiadas, ha asegurado que sí: «Creemos que sí que se puede atender», aunque ha reconocido que «no va a ser que se abra el centro y de repente vengan 200 personas».

    También ha respondido a las críticas de quienes reclamaban una paralización del proyecto: «Esa es la postura de un partido político que ha pedido la paralización del proyecto. En mi caso yo lo he querido adecuar y por eso lo pedí aquí».

    En cuanto a una posible financiación del Gobierno central para reforzar servicios locales, ha aclarado que «es pedirle competencias a una ministra que no tiene sobre servicios sociales», y que serán las instituciones vascas quienes deberán adecuarlos.

    «Mi postura no ha cambiado»

    Sobre la postura del Partido Nacionalista Vasco, ha sido preguntada directamente si sus palabras sobre quienes «han comprado el discurso de la ultraderecha» iban dirigidas a este partido. No ha respondido de forma directa, pero sí ha señalado: «Cuando tú hablas de inmigración, tú lo sabes: el Partido Popular».

    Por último, ha reivindicado su posición: «Mi postura no ha cambiado nada y ahí la seguiré defendiendo», y ha recordado que otras formaciones como Elkarrekin o EH Bildu también cambiaron su posición: «Hasta hace dos años […] estaba pidiendo la paralización y que no se empezaran las obras. Bueno, y EH Bildu hasta marzo del año pasado también decía que este centro de refugiados era un modelo low cost y de parcheo».

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